Este proyecto son imágenes localizadas en la ciudad de Segovia dónde se muestran escenas en las que las personas quedan aisladas totalmente de lo que tienen a su alrededor debido al uso de un teléfono móvil o aparato electrónico. Estas imágenes van acompañadas de los verbos en imperativo que se grita a aquellos que se desconectan de la ciudad. Lo importante es más el significado de estas imágenes que la calidad de la fotografía en sí.
La idea surge tras la observación de cómo las nuevas tecnologías están afectando a las relaciones humanas, a cómo se establecen y desarrollan las relaciones sociales que tanto han cambiado en este último período de tiempo. Las nuevas aplicaciones y redes sociales virtuales nos ofrecen muchas ventajas, ya que han permitido que podamos estar conectados las 24 horas del día desde cualquier lugar del mundo ( del mundo “civilizado” y capitalizado con conexión a internet) con diferentes personas a la vez. Sin embargo yo me pregunto si con esta innovación tecnológica no estamos retrocediendo de alguna manera en el modo en que las relaciones sociales se establecen. Con este proyecto quiero representar que los teléfonos móviles y nuevas tecnologías parece que nos acercan a las personas lejanas a nosotros pero a la vez nos alejan de las personas que están a nuestro lado en el mundo real, aquellas más cercanas a nosotros.
Sobre todo
tiene gran importancia el uso de estos dispositivos que se lleva a cabo en
relación a la percepción y concepción de un espacio y las personas que conviven
en él. En este caso tomamos Segovia para ejemplificar que cuando tu único foco
de visión es esa pequeña pantalla te estás perdiendo instantes muy valiosos que
suceden a tu alrededor y no te das cuenta de que están sucediendo. Se están
perdiendo conocer a nuevas personas que se cruzarán en su camino y que forman
parte de la identidad de ese espacio, detalles de cada monumento que no podrán
valorar porque su mirada estaba en otro lugar, en un espacio virtual lejano a
Segovia. En mi opinión estas imágenes clarifican nuestra forma de “desocializar” socializando, es decir cómo intentando mostrarle al mundo (virtual) lo que estamos haciendo, estamos perdiéndonos vivir el momento real en el espacio que nos encontramos.
Tras
realizar mi propio análisis de la situación actual en torno a las redes
sociales y haber visto el corto Look up y leído algunos artículos escribí una reflexión
personal en forma de pequeño artículo que me sirviera de punto de partida.
La felicidad se mide en me gusta
La felicidad
se mide en me gusta. Los momentos en imágenes públicas. Necesitamos tener ese
amigo virtual al día de conocerlo. ¿Para qué? Para luego no ser lo
suficientemente valientes como para invitar a alguien a tomar una copa, o un
café, para mantener una conversación de verdad, de esas que tanto se valoran y
aprecian cuando alguien te escucha de verdad durante más de 20 minutos sin
haberse tan siquiera planteado mirar ningún tipo de pantalla en todo ese tiempo.
Alguien que no necesita nada más allá de tu mirada y tu sonrisa.
¿De qué
sirve tenerte en Facebook, Instagram y Twitter si no soy capaz de invitarte a
sentarte en frente de mí? No comprendo de qué sirve ver imágenes de tus amigos
a diario, y conocer los sitios por los que ha pasado esa tarde si no somos
capaces de coger el teléfono y preguntarle qué tal le ha ido ese día que
resultaba tan maravilloso en sus fotos de Instagram. Parece que ya no es
necesario preguntar ¿qué tal estás? Porque para qué si una imagen vale más que
mil palabras y 3 diarias por 3000, y para qué si acabo de ver lo bien que estas
con tus amigos en aquel bar de moda. Pues para mantener conversaciones, charlas
reales con las que conocer a las personas que hay detrás de ese selfie. Conversaciones con las que
aprender, con las que compartir que lo que te preocupa a ti es lo mismo que a
tu vecino, pero que nunca te lo habrías planteado a juzgar por su perfil
impoluto de felicidad.
Porque a
todos nos gusta sonreír en las fotografías, pero eso no significa que ese esté
siendo el mejor instante de tu vida, y ese el mejor día de tu semana. Porque
nos gusta compartir lo bueno, los momentos de alegría, y si no lo fueran tanto
los maquillamos para que parezca que si no es divertido al menos es algo
productivo, pero que se vea que haces algo de provecho en tu vida, o si no
darás que pensar. Nos encantan las fotografías, y nos encanta expresar
públicamente todos nuestros sentimientos positivos, ¡el cariño que te tengo que
lo sepa todo el mundo! y sin embargo las palabras más bellas no siempre son
aquellas que se gritan, ni aquellas que se pintan en grande en los muros, a
veces se susurran tan bajito que sólo una persona puede llegar a oírlo. A veces
las personas más especiales nunca postearon una foto contigo, pero tú siempre
supiste que aquello fue grande, porque cuando algo se guarda en la intimidad
resulta aún más único.
Cuando estás inmerso en él, comienzas a desaparecer |
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