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lunes, 25 de noviembre de 2013

Día Internacional Contra la violencia de Género

Este fin de semana he recibido grandes consejos, uno de ellos es que escribiera por mero placer, sin buscar ningún otro objetivo que el disfrutar, así que que mejor coyuntura que el día contra la violencia de género para escribir sobre el amor. Para mí la violencia de género no es sólo el maltrato físico, el problema empieza cuando la mujer tiene que empezar a soportar convivir con alguien que ya no la adore como lo hacía el primer día que la enamoró. Aquí os dejo mis palabras.

SIEMPRE Y CUANDO

Siempre me gustó el olor al suavizante que le pone tu madre a la ropa, a veces te pasas con el perfume y no soy capaz de olerlo. Aunque el aroma de tu colonia resulta asfixiante al principio, dejo que pasen unas horas hasta que me llega a resultar excitante.

Siempre me gustó la forma en que me miras, fijas tus ojos verdes sobre los míos y luego sonríes como de medio lado, disfruto cuando tu mirada no tiene mayor distracción que mi rostro, a veces es tan penetrante que parece no desaparecer nunca, incluso cuando estás lejos sigue ahí, justo en frente de mí. Es como si quisieras decirme que mi mirada es toda tuya y te encuentro tan encantador… que a veces en ese momento siento escalofríos.

Siempre me gustó tu aire desaliñado, tu forma de llegar a casa, quitarte el abrigo y lanzarlo sobre mí para sorprenderme. Yo suelo esconderme bajo éste esperándote silenciosa. Tardas unos segundos (que se me hacen horas) en levantarlo para mirarme en la oscuridad de nuestro refugio y luego besarme suavemente durante un tiempo que se para en seco.

Siempre me gustaron nuestras estúpidas conversaciones frente al televisor. Empezamos viendo una película cualquiera, incluso hasta dejamos el primer canal que salga al encender la televisión, no me da tiempo a desestimarlo porque enseguida haces algún comentario ridículo. Sacas punta a los actores,a los personajes, a la época, la ciudad o a cualquier cosa de la película que resulta tan gracioso que yo ya solo quiero seguir escuchando tus teorías absurdas y tus idioteces más vergonzosas. El argumento de lo que salga en la pantalla ya no me importa, solo puedo escuchar tu voz imitando a los actores y caracterizando a los personajes mejor que el mismo director hubiera hecho. Me río tanto que al día siguiente no me hace falta ir al gimnasio para tener agujetas.

Siempre me gustó aquella manera en la que te atrevías a desvestir mi cuerpo. Solo tú conoces cada parte de éste mejor que yo. Sabes que mis pies no soportan el frío incluso en primavera, así que necesito meterlos bajo el edredón en cuanto me quitas las medias. Sabes que en la cama los calcetines quedan prohibidos por ley, que cuando me meto la camiseta del pijama por dentro es que quiero dormir, y que si me pongo pesada solo tienes que tocarme el pelo para callarme.

Siempre me gustaron los cafés a tu lado, y los tés y los gin tonics. Tienes una capacidad especial para descubrir los bares más maravillosos, y los rincones más agradables. Frente a un cappuccino te cuento mis aspiraciones, mis proyectos soñados y en ocasiones reales, tú sonríes y me avalas en cada una de mis aventuras. Tú me relatas miles de experiencias y anécdotas que te suceden a menudo y así pasamos el tiempo entre sorbo y sorbo. Procuramos escaparnos en el descanso de las doce y media y reunirnos en algún lugar entre tu oficina y la mía. No siempre es fácil recorrer media ciudad para verte, pero merece la pena porque sé que siempre tendrás alguna primicia para contarme. Además me consuela saber que mi Vespa torea peatones y coches mejor que tu Mercedes, así que siempre juego con ventaja.

Siempre me ha gustado ser la protagonista de este sueño que ahora vivo contigo que ya no sé si es real o no lo es, pero te quiero tanto que tengo miedo. Vivo atemorizada por el día en que tu ropa huela a tabaco, a veces a suavizante pero no al mío. A veces a colonia, pero no a la mía. A que tu mirada se fije penetrante en mí como Don Elías hacía cuando hablaba con Paula en medio de la clase de matemáticas. A que llegues a casa, te quites el abrigo y lo lances sobre mí y a seguir en silencio, pero no esperar nada. A ver películas y enterarme de cada una de las conversaciones de esta, y que tu permanezcas callado y a que acabes durmiéndote en el sofá. A tener que ir al gimnasio todos los días. A que no te des cuenta de que ya me metí la camiseta por dentro y no me des las buenas noches acto seguido, a que evites mis pies fríos bajo el edredón, a que te metas con calcetines en la cama, a dejar de ser esa pesada que te contaba sus sueños de niña. A que no confíes en mis capacidades para emprender nuevos proyectos por estúpidos que parezcan, a que no me escuches o menosprecies mis ideas. A que no aparezcas a las 12 y media, ni a la 1. 



Los relatos y versos están bien, pero el diseño más.


 ! Espero que os guste !

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